Texto publicado en SDPnoticias.com el 7 de Noviembre de 2011
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“La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la cosa más fácil, hablar mal de los demás.” Tales de Mileto, filósofo.
Escribo esta columna la noche del Domingo 6 de noviembre de 2011, lo hago movida por ciertos comentarios negativos que le han hecho durante este día a Don Federico Arreola. No es mi fin defenderlo ni mucho menos, sin embargo, el tema que me ocupa es la facilidad con que los seres humanos somos capaces de atacar y difamar a otros sin fundamento alguno.
Algunos critican a Don Federico porque antes estaba en el PRI, porque apoya a Andrés Manuel López Obrador, porque compró acciones en el periódico digital SDPNoticias.com, porque su hijo se casó en España y no en México, o porque dijo tal o cual cosa, en fin, la lista es larga; como se diría vulgarmente “Ya lo agarraron de su puerquito”.
A ver señores criticones y difamadores: ¿Con qué calidad moral señalan a una persona sin conocer la verdad ni pruebas de lo que están diciendo? ¿Son ustedes perfectos? ¿Nunca se han equivocado? Porque si ese es el caso, mis respetos para ustedes, el mundo debería de conocerlos para rendirles tributo.
Creo que ninguno de nosotros está libre de pecado. Juzgar a los demás es muy fácil, incluso, muchas veces hasta deleite provoca; pero lo más difícil verse en un espejo y criticarse a sí mismo. Lo cierto es que la mayoría del tiempo somos ciegos para ver nuestros propios defectos.
No me baso solamente en las críticas del día de hoy a Don Federico, sino hablo en general de todas aquellas críticas que emitimos indiscriminadamente sobre los demás. Analicémonos, estemos atentos a cuántas veces en un día juzgamos a otros, más de uno se sorprenderá del resultado. ¿No creen que sería más benéfico hacer algo positivo en nuestras vidas?
Sobre cualquier hecho que tengamos a mal criticar, recordemos: No estuvimos ahí presenciándolo, por lo tanto, no nos consta y no tenemos por qué asegurar que sucedió. Ahora, si es verdad o es mentira el hecho que nos atrevemos a criticar, no lo sabremos, no es nuestro asunto, por lo que es inútil meternos en discusiones sobre el tema.
Estoy en contra de que muchas personas se dediquen a difamar por el simple hecho de hacerlo, acto que intrínsecamente tiene un alto grado de maldad. He llegado a pensar que hasta les causa satisfacción y que lo hacen como catársis para no sentirse culpables por sus propios errores. Pero desgraciadamente este tipo de actitudes sólo refleja su falta de educación y moral.
A todos aquellos que invierten tiempo de atacar y criticar a otros les recomiendo una cosa: Cómprense una vida y ocupen su tiempo en hacer algo de provecho con ella. Hay infinidad de cosas positivas que podemos hacer por nosotros mismos o por los demás.
Al que le quede el saco, que se lo ponga.