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‎»Cuando se miran de frente los vertiginosos ojos claros de la muerte se dicen las verdades, las palabras terribles, amorosas crueldades se dicen los poemas que ensanchan los pulmones de cuantos asfixiados piden ser, piden ritmo, piden ley, para aquello que sienten excesivo» – Gabriel Celaya a través de María.

Epigmenio:

He seguido capítulo a capítulo cada una de las telenovelas y teleseries que has tenido a bien crear para nosotros desde aquel tu primer gran éxito en TV Azteca «Mirada de Mujer», gran producción y mejor historia, de esas que pocos se atreven a contar.

La teleserie «Las Aparicio» provocó muchos cambios positivos en mi vida, amén de los extraordinarios actores que elegiste para contar esa apasionante historia en la cual nos diste un gran valor a las mujeres. Pasé también por «El Sexo Débil», llegando finalmente a la producción «El Octavo Mandamiento» que ahora nos ocupa, a ti como productor, a mi como espectadora.

Sesenta capítulos han pasado, ninguno tan impresionante como el de hoy. Quiero decirte que no paro de llorar de ver esas escenas finales tan estremecedoras, es demasiado el dolor que siento al ver la reflejada la realidad tan triste que existe en nuestro México.

No puedo evitar sentir un dolor muy profundo y fuerte por tantas injusticias que están sucediendo, tanta muerte, tanta pena, y que el gobierno federal esté aún dispuesto a regalar más vidas en pos de ganar su guerra maldita.

Estoy experimentando una catársis muy fuerte después de ver el final de hoy. Quizá no lo sepas pero hace algunos años en mi natal Sinaloa me tocó vivir en carne propia una experiencia muy similar a la mostrada en «El Octavo Mandamiento» el día de hoy. Quizá no muchos puedan entender lo que es ver la muerte de tan cerca porque no lo han vivido, el sentir el miedo de unos criminales disparando armas largas no importando dañar gente inocente con tal de lograr su objetivo, escuchar las detonaciones y saber que ese momento puede ser el último para ti, ver tanta sangre derramada, ver cuerpos ya sin vida de personas a las que amas,  es algo indescriptible.

Te quiero dar las gracias por siempre buscar en tus producciones que se hable de la verdad, de la triste realidad que estamos viviendo aún y que muchos se empeñen en ocultarlo y decir que todo está bien, que aquí en México no pasa nada, que vamos ganando una guerra que para mi gusto es una pésima estrategia de combate al narco.

Gracias por entregarnos con tus producciones momentos de reflexión y aprendizaje, gracias por retratar estos momentos tan dolorosos que nos hacen crear conciencia, gracias por preocuparte por proveernos un producto de gran valor intelectual.

Gracias infinitas Epi.

Lizbeth Adame.