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Minutos.

En ocasiones las palabras ignoran la métrica y la prosa para poder expresarse. Sólo se entregan en forma de verdadero sentir.

Entonces descubro el infierno, ese infierno en el que nunca antes había estado.

Me bastaron unos minutos ahí para saber que ese no era mi lugar, existiendo fuera de mi, en la agonía de la lejanía y el silencio.

Entonces descubrí el cielo de tu sonrisa, y decidí quedarme ahí eternamente.

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