Aún estoy un poco sorprendida de algunos de los datos obtenidos en la última encuesta sobre Redes Sociales que realizó Consulta Mitofsky en Diciembre pasado. Dicen los números que sólo el 2.3% de los usuarios de Twitter tienen confianza en el Instituto Federal Electoral (IFE), el 0.9% en la Policía, el 0.8% en Partidos Políticos y sólo el 2.6% en la Presidencia de la República. ¿Sorprendente no? Creo que sólo hasta cierto punto, porque si yo hubiera sido la encuestada, de mi sólo hubieran obtenido la respuesta «No confío» para tres los cuatro casos anteriores, ya que en la Presidencia de la República sólo confío hasta cierto punto.
Quizá peque de desconfiada, quizá tenga razón, pero creo que se vale desconfiar de quien por alguna u otra razón no ha sido suficientemente capaz ni ha dado los resultados positivos que se esperan, lo que me lleva a dudar si votar o no por el partido que está en el poder, ya que, aunque la candidata Josefina Vázquez Mota se empeñe en decir que no será más de lo mismo, pienso que dará continuidad a muchas de las estrategias que ha implementado Felipe Calderón; aunque también advierto que algunas cosas cambiarían en caso de que ella llegara al poder.
A raíz del ambiente electoral que estamos viviendo es común que se hable de los pre-candidatos en reuniones familiares, de amigos o de trabajo. Resulta que hace apenas unas semanas estaba en una reunión con algunos amigos e inevitablemente y de la nada surgió el tema político. En dicha plática los involucrados empezamos a expresar uno por uno por quién sí y por quién no votaríamos en las elecciones presidenciales del 2012. Me tocó mi turno y expresé mis porqués, ventajas y desventajas de los pre-candidatos (en ese momento para mi Josefina ya era pre-candidata, pues nunca creí ni a Cordero ni a Creel suficientemente fuertes como para arrasar con ella), de pronto un amigo me hizo el siguiente comentario: «Ya Liz, que no te dé pena, ya di que vas a votar por AMLO».
Tal comentario me llamó mucho la atención primero porque tuvo un tono como si detrás de él se escondiera un «Te avergüenzas porque vas a votar por AMLO y por eso no lo quieres decir». Mis preguntas para esa persona serían ¿Por qué habría de avergonzarme tal hecho? ¿Porque votar por AMLO me haría diferente a mi grupo de amigos priístas / panistas? Claramente le contesté que nunca me he avergonzado de decir lo que pienso, aún más, me considero suficientemente comunicativa como para expresar siempre mi opinión ante cualquier tema. Además, no es ningún secreto que hace seis años voté por AMLO; que hace 12 lo hice por el tan esperanzado cambio que todo México esperaba, por Vicente Fox, y que soy totalmente apartidista. Agregué también: «No mi amigo, aún no tengo decidido mi voto para el 2012».
Coincido con algunos ideales de la izquierda política como su lucha para abogar por quienes sufren pobreza, explotación, opresión o discriminación, su crítica al capitalismo, su búsqueda de una sociedad igualitaria y de los derechos humanos de los mexicanos. No puedo negar tampoco que el gabinete propuesto por Andrés Manuel suena muy atractivo ya que inteligentemente ha invitado a personajes que han demostrado ser competentes en sus áreas de acción. Reconozco también que el gobierno actual ha dado buenos resultados en los aspectos económicos y sociales, y estoy a favor de algunas de las estrategias que ha implementado el Partido Acción Nacional.
Si bien en todos los partidos «se cuecen habas» los PRI son los reyes de la corrupción y el enriquecimiento ilícito, por ello y por muchas, muchas otras razones, quedan y siempre han quedado totalmente fuera de mi opción de voto.
La abstención tampoco la tomo opción, creo firmemente que hay que participar y no dejar que la falta de motivación nos gane. No debemos dejar que vuelva a pasar lo que sucedió en las últimas elecciones del Estado de México, en las cuales ganó el abstencionismo con más del 55%. ¡Qué vergüenza!
No creo tampoco en el voto nulo, pienso que con esto le estamos quitando oportunidades a los candidatos, además de estar rechazando las opciones existentes sin plantear una alternativa concreta.
Cierto también que nunca encontraré una opción que me convenza al 100%. Quizá lo mejor sea votar por el menos peor. ¿De plano así de mal estamos?
Dicho lo anterior, mi voto presidencial es para… aún no lo sé a ciencia cierta. Que Andrés Manuel y Josefina me convenzan no sólo con promesas, sino con hechos, de tacharlos en la boleta.
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Columna publicada en SDPnoticias.com el 13 de Febrero de 2012 – http://tiny.cc/qw3kn