Texto publicado en SDPnoticias.com el 18 de Julio de 2011 – http://tiny.cc/rxigk

Para ti Kary donde estés, con todo mi amor.

Mis padres siempre me dijeron que fui una niña muy deseada y que desde antes de nacer ya tenían hasta el nombre que llevaría, que con afán se habían dedicado por meses a planearme y luego a arreglar la que sería mi recámara. Hace poco tiempo me enteré que sólo fui parte de un descuido, y que al enterarse de que yo iba a nacer hasta llegaron a dudar si tenerme o no, ya que desde que se casaron, dijeron que no querían tener hijos ni andar lidiando con la responsabilidad de criarlos. Pero creo que en este momento es lo que menos importa, los amo y me aman y no cambiaría por nada estos 12 años que hemos pasado juntos. Estoy segura que en estos momentos lo que más desearían es que estuviera mucho más tiempo con ellos.

A veces no entiendo lo que pasa a mi alrededor, otras tantas sé que los que me aman me dicen mentiras para que no sufra, de esas que la gente llama piadosas; pero por más que se esmeren, me doy cuenta de todo.

Hace exactamente 12 meses que no salgo a divertirme con mis amigas, mi madre dice que puede ser peligroso que me exponga a tantas cosas que hay en la calle como enfermedades, bacterias, y que no es bueno para mi. ¿Qué es lo que yo pienso al respecto? Pienso que sólo soy una niña de 12 años que se quiere divertir, que quiere compartir un rato con sus amigas, ir a comprar un helado o ir al cine a ver una película para luego platicar largamente de los niños que nos gustan.

Creo que nunca he platicado de esto con nadie, ¿Saben? El niño que me gusta desde hace unos dos años, Adrián, me dio un beso la última ocasión que vino a visitarme. No tienen idea como me sonrojé, creo que ha sido el mejor momento de mi vida. Después de que me dio el beso, le pregunté por qué lo había hecho, a lo que me respondió: Ana, eres la niña más bella y noble que he conocido, te quiero.  Le dije que también lo quería y que si lo que había pasado significaba que ya éramos novios, a lo que asintió. Le pedí que todo quedara en secreto, para mis padres aún sigo siendo una niña a la cual no permitirían tener novio a esta edad, quizás me dejarían tenerlo cuando fuera más grande. Si tan solo tuviera la oportunidad…

Recuerdo uno de tantos días en que mis papás me llevaron al doctor, mientras yo platicaba con la enfermera sobre lo bellas que me parecían las fotografías de los bebés que el doctor tenía en su consultorio y la felicidad que transmitían con sólo una sonrisa, escuché a mi madre gritar y mi padre lloraba; no entendía qué pasaba ahí dentro y qué pudiera ser tan malo para que se hayan puesto así.  Sólo recuerdo que camino a casa me abrazaron muy fuerte y no dijeron más.

Ahora entiendo qué les sucedió a mis padres ese día. Estoy enferma, tengo Leucemia. Vivo entre hospitales, inyecciones y quimioterapias.  Puedo decir que no ha ido nada fácil pero también me gusta poder ver a toda mi familia y amigos cerca, incluso a aquellos que veía muy pocas veces, y me alegra poder volver a ser amiga de Ximena, ya desde que teníamos 8 nos enemistamos porque nos gustaba el mismo niño, y vaya, ya qué importa si el niño tal nunca nos hizo caso a ninguna de las dos.

A veces sueño con que estoy en el cielo y que soy muy feliz allá, otras tantas sueño que sigo aquí y que trabajo en una empresa muy importante, que tengo a mi esposo Adrián y a dos bebés muy bonitos a los cuales amo.

Adrián me escribe por email a diario, eso me da mucha alegría y fuerza, porque sé que muy pronto despertaré de este mal sueño y podré salir a la calle a disfrutar de la vida. Dentro de un mes tendré una operación de médula, no sé qué signifique eso, a veces me da miedo de que me vaya a doler, pero yo sé que estaré bien porque tengo muchas ganas de vivir y ser feliz. Papá, mamá, no suelten mi mano por favor.

 

Por todos aquellos que se han ido a causa del cáncer, por todos aquellos que nos hemos quedado sufriendo la pérdida de los que se han ido. Por todo aquello que les faltó por vivir… No desaprovechemos este día tan especial para amar, ser amados, decir todo aquello que no hemos dicho y vivir plenamente.