Texto publicado en SDPnoticias.com el 22 de Julio de 2011 – http://tiny.cc/jac49
La semana pasada se dio a conocer que las mujeres mexicanas somos las segundas en la lista de las más estresadas del mundo, después de las de la India, este estudio fue dado a conocer por la compañía de medición de mercados Nielsen, la cual examinó los hábitos de consumo y de uso de medios de comunicación de las mujeres. Cifras muy reveladoras indicaron que el 74% de las mexicanas confesaron estar en un estado de stress la mayor parte del día. Los números así: Hindús 87%, Mexicanas 74%, Rusas 69%, Brasileñas 67%
Según el reporte las mujeres mexicanas gastamos más dinero en ropa, alimentos, salud y educación para sus hijos, y tenemos más presión por el manejo del tiempo.
Cuando escuché estas estadísticas me parecieron un poco exageradas, pero pensando más detenidamente sobre el tema, me doy cuenta que sí pueden ser una realidad, incluso pudieron haberse quedado cortas, y es que considero que las mexicanas somos más preocupadas por el bien de nuestra familia, comparadas con las mujeres de otros países. Háblese de preocupación económica, bienestar personal, por cumplir con nuestras metas, teniendo que sacrificar muchas veces nuestro propio bienestar. Recordemos solamente como la madre mexicana es abnegada por naturaleza y puede quitarse el pan de la boca para dárselo a sus hijos.
Además, en estos tiempos en los que tener más te hace ser más, lo cual considero algo no correcto, las mujeres buscan tener a sus hijos en las mejores escuelas, traer la bolsa de marca para presumir con sus amigas, lucir al último grito de la moda (porque así lo marcan las reglas sociales), y mal por aquella que ose en usar algunos zapatos o ropa fuera de moda, aquella que traiga un auto que no sea último modelo, aquella que no asista a los mejores restaurantes, bares y lugares sociales de la ciudad, aquella que no viaje al extranjero como lo hacen sus amigas, porque si no lo hace puede parecer una perdedora.
Algunas madres de familia tienen que salir de su casa y dejar a sus hijos en una guardería para ir a trabajar, y en conjunto con su esposo, darles una mejor calidad de vida a los hijos. Mujeres activas que desde que suena el despertador a las 6 de la mañana se ponen en acción para levantar a los hijos, prepararles desayuno, perseguirlos para que se bañen, se laven los dientes, vestirlos, peinarlos, arreglarse ellas, llevar a los niños a la escuela, hacer comida, arreglar la casa, recoger a los niños, darles de comer, en ocasiones batallar para lograr que coman, llevarlos a sus clases vespertinas, ayudarles a hacer la tarea, porque la tarea no la hacen solos, hay que ayudarlos y estar al pendiente de que la hagan. Después de todo esto, llega el esposo del trabajo, hay que recibirlo bella, radiante y guapísima, no vaya a ser que al Señor se le ocurra voltear a ver a otra mujer; después, hacer la cena, dormir a los niños, compartir un rato con el esposo, ir al super, pasar noches enteras despiertas cuando los hijos están enfermos, y todo lo que se me haya escapado. ¡Pero cómo demonios no van a estar estresadas estas mujeres con tanto que hacer a diario! Las entiendo y admiro porque sinceramente es mucho más fácil sentarse de 8 a 10 horas en una oficina tranquilamente a trabajar; y no es porque yo lo diga, es porque yo les he preguntado a mis amigos hombres que qué es lo que preferirían si estar en la oficina o hacer todas las labores con los hijos y la casa, y todos sin excepción, me han dicho que para ellos es preferible estar en la oficina.
Y punto y aparte de aquellas que además de cumplir con los hijos, el esposo y mantener su casa en orden, trabajan. Los roles en la familia distan mucho de ser lo que eran antes. Ahora la mujer trabaja, estudia y se prepara igual que el hombre, no se queda en su casa sin que hacer y esperando que la mantengan.
Además, estamos en un país en el que la mayoría de la población gastamos más de lo que tenemos, con el famoso cuento de las ofertas de meses sin intereses que nos ofrecen la mayoría de las tiendas departamentales y supermercados, nos ahorcamos con deudas de aquí a 18 meses, por decir, sin saber si en 18 meses nuestra situación económica va a ser suficiente como para cubrir los pagos, y luego vienen las presiones para pagar esas deudas y las tarjetas de crédito.
Aquí el principal problema que observo es que este estrés no se queda en un dicho, sino que se manifiesta de muchas formas negativas en nuestro cuerpo afectando la salud: Dolores en el pecho, en la espalda, en el cuello, disminución de la memoria, mareos, dolores de cabeza, frigidez, Depresión, Infertilidad, Anorexia, Bulimia, Ansiedad, entre otros.
Otro punto muy importante de mencionar es que las mexicanas nos cuesta decir que no a los demás por el miedo a quedar mal o no cumplir con las expectativas que tienen de nosotros, háblese de novio, esposo, jefe, hijos, etc. ¿Qué podemos hacer para no estar tan estresadas? Yo propongo que implementemos la filosofía del bebé no, no, no. Hay que aprender a decir que no en ciertas ocasiones, no somos la mujer maravilla, tenemos nuestros límites. ¡Hay que cuidarnos!
Les dejo este video que incluye la filosofía del bebé no, no, no. Sin duda, este niño es un genio y hay que aprender de él.